dimarts, 20 de maig del 2014

La diferencia entre aprisionamiento y libertad

El ego no te puede enseñar nada mientras tu voluntad sea libre porque no le escucharías. Tu voluntad no es estar aprisionado porque tu voluntad es libre. Ésa es la razón de que el ego sea la negación del libre albedrío. No es nunca Dios el que te coacciona, ya que comparte Su Voluntad contigo. Su Voz enseña solamente en conformidad con Su Voluntad, mas ésa no es la lección que enseña el Espíritu Santo, pues eso es lo que tú eres. Su lección es que tu voluntad y la de Dios no pueden estar en desacuerdo porque son una. Esto supone la anulación de todo lo que el ego trata de enseñar. Por lo tanto, no es solamente la dirección del programa de estudios lo que tiene que estar libre de conflictos, sino también el contenido.

El ego trata de enseñarte que tu deseo es oponerte a la Voluntad de Dios. Esta lección antinatural no se puede aprender, y tratar de aprenderla viola tu libertad, lo cual hace que tengas miedo de tu volunta porque es libre. El Espíritu Santo se opone a cualquier forma de aprisionamiento de la voluntad de un Hijo de Dios porque sabe que la voluntad del Hijo es la Voluntad del Padre. El Espíritu Santo te conduce firmemente por la senda de la libertad, enseñándote cómo descartar o mirar más allá de todo lo que te impediría seguir adelante.

Hemos dicho que el Espíritu Santo te enseña la diferencia que existe entre el dolor y la dicha. Eso es lo mismo que decir que te enseña la diferencia que hay entre estar aprisionado y ser libre. No puedes hacer esta distinción sin Él porque te has enseñado a ti mismo que el aprisionamiento es libertad. ¿Cómo ibas a poder distinguir entre una cosa y otra cuando crees que ambas son lo mismo? ¿Cómo ibas a poder pedirle a la parte de tu mente que te enseñó a creer que son lo mismo que te enseñase de qué manera son diferentes?
Las enseñanzas del Espíritu Santo apuntan en una sola dirección y tienen un solo objetivo. Su dirección es la libertad y Su objetivo es Dios. El Espíritu Santo, no obstante, no puede concebir a Dios sin ti porque no es la Voluntad de Dios estar sin ti. Cuando hayas aprendido que tu voluntad es la de Dios, tu voluntad no dispondrá estar sin Él, tal como Su Voluntad no dispone estar sin ti. Esto es libertad y esto es dicha. Si te niegas esto a ti mismo, le estarás negando a Dios Su Reino, pues para eso fue para lo que Él te creó.
Cap. 8

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