dijous, 22 de maig del 2008

Cuando habla el corazón

Cuando habla el corazón no son necesarias las palabras...
El silencio elocuente es un gesto de amor, a veces traducidos en lágrimas...
Otras veces en poesía, algunas más en comprensión silenciosa o en ternura infinita y llena de paciencia...
Cuando habla el corazón el lenguaje es tan perfecto que mejor no se habla, sino que
se traduce en hechos humildes llenos de sinceridad y de actitud franca.
Entonces aparece el amor lleno de hermosos mensajes con la valentía y el coraje
en que la batalla se gana no con violencia insensata...
Tampoco la ofensa ni la calumnia son necesarias,
porque habla la fibra del SER hecho sentimiento superior y paciencia que engalana...

Cuando habla el amor en el corazón no hay lugar para mentiras, ni tampoco para trampas.... simplemente se actúa en forma espontánea... y el milagro de hacer bien las cosas se traduce en una devoción serena llena de fidelidad y de alma...

Hace tanto bien decirle a los demás cuánto los amamos y la inspiración que nos demandan...
Siempre a la larga es mejor actuar de buena voluntad y con sinceridad, aunque a veces nos hagan llorar acusándonos falsamente...

Hace mucha falta un poco más de amor y de sencillez, de sinceridad y de valentía, un poco más de verdad, justicia y misericordia...
Hace tanta falta que nos preocupemos más por ser mejores personas...

Dejemos hablar al corazón...'

dimarts, 20 de maig del 2008

LA MILENARIA CIENCIA DE LA ORACIÓN

Carmelo Urso
Carlos Ibarra Castellanos
entiempopresente@gmail.com


Hace dos milenios, decía el Maestro Jesús: "Pedís y no recibís, porque pedís mal…". En otro célebre pasaje bíblico, el Nazareno declara de manera tajante: "Os digo que cualquiera que diga a este monte Quítate y échate en el mar, y no dude en su corazón, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá".

Estas lapidarias sentencias del Cristo nos hacen preguntarnos: ¿por qué nuestra oración es a veces eficaz y a veces no? Cuando elevamos nuestras plegarias al Ser Superior, ¿existe alguna manera idónea de hacerlo? O para decirlo con palabras modernas, ¿existe una tecnología o ciencia particular de la oración?

La oración científica: una tecnología espiritual con milenios de antigüedad

La expresión oración científica parecerá a algunos un sin sentido. No obstante, ha sido utilizada por diversos autores en el curso de los últimos dos siglos.

A principios del siglo XX, el pensador norteamericano Emmett Fox afirmaba que "la oración científica te hará, tarde o temprano apto para salir tú mismo, o para sacar a otros, de cualquier dificultad existente sobre la faz de la tierra. Es la llave de oro de la armonía y de la felicidad. Todo lo que tienes que hacer es esto: dejar de pensar en la dificultad, y en su lugar pensar en Dios. No hay diferencia en la clase de dificultad que sea, puede ser grande o pequeña, pero sea lo que fuere, simplemente deja de pensar en ello y en su lugar piensa en Dios".

A mediados del siglo pasado, para la entrañable escritora venezolana Conny Méndez, la oración científica implicaba que "si tú logras elevar tu pensamiento suficientemente en altura, el problema se resolverá él mismo. En realidad ése es tu único problema: el de elevar tu pensamiento. Tanto más "difícil" sea el problema, lo cual significa que tanto más enterrado esté en tu subconsciente ese concepto, más elevada tendrás que llevar tu conciencia". Concuerda nuestra afable paisana con el legendario físico judeo-alemán Albert Einstein: "no podemos resolver un problema con el mismo nivel de pensamiento que lo creó".

En la novena década del siglo XX, el antropólogo estadounidense Greg Bradden, en su libro El Efecto Isaías, señalaba: "hay una poderosa relación entre lo que pasa en nuestro mundo interior de sentimientos y las condiciones del mundo que nos rodea. Experimentos recientes en la física cuántica lo demuestran. Nuestro mundo exterior de acción refleja nuestro mundo interior de sentimientos: esto se materializa sintiendo nuestras plegarias como si ya hubiesen sido respondidas. Cuando sentimos anticipada gratitud con respecto al cumplimiento de nuestras oraciones, atraemos nuevas posibilidades en nuestras vidas".

Prosigue Bradden: "los resultados de nuestra vida se engranan perfectamente con los sentimientos que experimentamos; sólo así entendemos lo que ocurre cuando nuestras oraciones no son respondidas. Cuando oramos para sanar nuestro cuerpo o nuestras relaciones, mientras experimentamos enojo, celos o furia, ¿nos sorprende ver que esas nocivas emociones se reflejen en enfermedades y perturbadas relaciones de familia, escuela y trabajo?".

Orar para desarrollar el libre albedrío y permanecer en el presente

Si nuestras circunstancias externas están determinadas por nuestro mundo interno, entonces la oración puede convertirse en una potente herramienta para desarrollar el libre albedrío. ¿Podemos afirmar que tenemos libre albedrío mientras estemos limitados por esos condicionamientos mentales adquiridos en el pasado, por esas emociones negativas que sabotean todas nuestras iniciativas y que nos impiden desarrollar una intimidad cada vez más profunda con Dios?

Dios –vale decir, la realidad trascendente o Yo superior- es perfecto en el tiempo presente. Al respecto, dice la ya citada Conny Méndez: "No tiene defectos. No existe en Él la muerte, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la lucha, ni la guerra, ni lo feo, ni lo malo". Sólo orando con este potente sentimiento de certidumbre, podremos despertar a Su imagen y semejanza, y recibir los infinitos dones que nos depara Su realidad.

En la irrealidad del miedo –lejos, muy lejos de la confianza que nos confiere el libre albedrío- nuestras oraciones son petardos inútiles que estallan en la hueca estridencia de la pérdida y la derrota. En nuestro caso, se nos enseñó desde niños a dirigir nuestras plegarias a Dios; no obstante, con el tiempo, dejamos de sintonizarnos emocionalmente con esos inspiradores versos de infancia para entonarlos de manera mecánica y ritualista, o peor aún, olvidarlos. En ese momento, nuestras plegarias –si es que nos tomábamos la molestia de proferirlas- se tornaron absolutamente ineficaces.

La oración científica que nos armoniza con el Ser Supremo es de índole estrictamente personal. No importa si oramos en la soledad de una ermita o en la muchedumbre de una adoración colectiva: lo relevante es que, en nuestro fuero interno, elevemos nuestro nivel de pensamiento y conciencia para generar una oración que esté en armonía con esa realidad trascendente que sólo puede ser develada por el Poder Superior en el instante santo del tiempo presente.

Desarrollando nuestra particular manera de orar

Desarrollar nuestra manera particular de orar –única, inimitable e irrepetible- implicará una búsqueda que nos llevará por los más diversos caminos psicológicos. Abarca un abanico de posibilidades tales como la voraz lectura de libros, contemplar las maravillas de la naturaleza, encerrarse en la inefable quietud de nuestro cuarto o asistir a las más diversas iglesias o grupos de sanación. Se trata, en última instancia, de hallar las vías idóneas para experimentar una profunda sensación de intimidad con Dios, ya que en Su Divinidad radica la nuestra.

Orar nos libera de las culpas pasadas y de los miedos al porvenir, requerimiento indispensable para experimentar esa libertad financiera, laboral, emocional, material y espiritual que eleva exponencialmente nuestra calidad de vida. Nuestra voluntad como individuos o sociedades no es ser prisioneros del miedo. Liberados de los condicionamientos de la mente, nuestra voluntad –que se hace una con la del Ser Superior- no tiene límites.

Nuestro planeta, hermoso lucero que acuna el milagro de la existencia, aguarda con impaciencia la libertad y la paz que le otorgaremos cuando cada uno de nosotros reconozca que tiene el poder de transformarse a sí mismo y a su entorno a través de la ciencia sanadora de la oración.

ACEPTAR

Pese al impetuoso caos, que perturba la visión, fue fácil ubicarte. Simplemente perseguí la centellante luz de tu hermoso corazón, que en su vivo peregrinar emite confianza. Vine a tu encuentro, movilizado por el eterno amor de aquellos que te orientan y auxilian de modo incondicional, para traerte un fino obsequio. Sobre este manto sagrado, traigo una gloriosa palabra cristalina que tiene un increíble poder transmutador: "Aceptar".

Esta es una gema preciosa que para los insensibles puede que parezca un simple vocablo que carece de valor. Apréciala con el alma. Dejá que llegue hasta a tu centro y propague delicadamente su riqueza encantadora. Tiene el prodigioso don de mostrar los senderos que encaminan hacia espacios sutiles, donde la vibración de la dualidad no llega. Su fragancia huele intensamente a libertad, de ahí que sientas que tu cuerpo se aligera.

Al vivenciar su esencia, comprobarás que es un regalo que potenciará tu esplendor, clarificando al mismo tiempo los lugares por donde vayas. En la aceptación los límites se diluyen, afloran las enseñanzas ocultas y se restituye la unidad. Resistiendo la energía se disipa, nuestro mundo interior se fragmenta y apaga, dando paso al calvario del dolor y la amargura. Quienes te aman destacan el poder alquímico de esta singular palabra.

Aceptando fluimos con la existencia y somos bendecidos. Aceptando abrazamos nuestras partes más oscuras y sanamos las heridas. Aceptando la muerte, brota la vida. Aceptando la interacción de los opuestos complementarios, emerge el equilibrio de la mano del silencio. Aceptando comprendemos lo incomprensible, lo habitual se vuelve asombroso y la magia se manifiesta de manera milagrosa y colorida. Simplemente aceptando...

Te observan leer este mensaje. Envuelven tu campo áurico en la luz del amor, para que sientas la contención que emana del otro lado del velo. Como presente has recibido una llave dimensional, de siete letras, que revelará nuevas áreas de tu paraíso interno. No te alarmes por lo que sucede. Presenciamos un crucial proceso de transformación global, cuyo espíritu nos recuerda la importancia de aceptar, para volver a volar hacia el Hogar.

Notas del libro El Poder del Ahora

EL SER NO SÓLO ES TRASCENDENTE; TAMBIÉN IMPREGNA PROFUNDAMENTE cada forma, y su esencia es invisible e indestructible. Esto significa que ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu verdadera naturaleza.

Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio. Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente.

El mayor obstáculo para experimentar la realidad de tu conexión es la identificación con la mente, que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal. Este ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es inseparable del Ser. También crea un falso yo fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.

La identificación con la mente (creer que nosotros somos la mente) produce una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación. Por ejemplo todos los prejuicios que pensabamos al principio de nuestra relaciòn.

La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma in-apropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.

Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.

LA LIBERTAD COMIENZA cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.

LIBÉRATE DE TU MENTE

EMPIEZA POR ESCUCHAR LA VOZ QUE HABLA DENTRO DE TU CABEZA, y hazlo tan frecuentemente como puedas. Presta una atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos que pueden haber estado dando vueltas en tu cabeza durante años.

Esto es lo que se llama «observar al pensador», que es otra manera de decir: escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente allí como presencia que atestigua.

Cuando escuches la voz, hazlo imparcialmente. No juzgues ni condenes lo que oyes, porque eso significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta de atrás.

Pronto te darás cuenta de esto: la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta comprensión Yo soy, esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.

Así, cuando escuchas un pensamiento, no sólo eres consciente del pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento. Ha hecho su aparición una nueva dimensión de conciencia.

CUANDO ESCUCHAS EL PENSAMIENTO, sientes como si hubiera una presencia consciente —tu yo profundo— por debajo o detrás de él. De este modo el pensamiento pierde su poder sobre ti y se disuelve rápidamente, porque ya no energetizas tu mente mediante la identificación con ella porque ya sabes que no eres ella. Es el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.

Cuando el pensamiento se aquieta, experimentas una discontinuidad en la corriente mental, una brecha de «no-mente». Al principio las brechas serán cortas, tal vez duren unos segundos, pero gradualmente se irán prolongando. Cuando ocurren estas discontinuidades, sientes cierta quietud y paz dentro de ti. Es el principio del estado natural de sentirte unido al Ser, generalmente nublado por la mente.

Con la práctica, la sensación de quietud y de paz se va ahondando. De hecho, esa profundidad no tiene fin. También sentirás una sutil emanación de alegría elevándose desde lo más hondo de ti: la alegría de Ser.

En este estado de conexión interna estás mucho más alerta, más despierto que en el estado de identificación mental. Estás plenamente presente. Y también se eleva la frecuencia vibratoria del campo energético que da vida al cuerpo físico.


dilluns, 12 de maig del 2008

EL ARCA DE NOE

1) No pierda el barco.

2) Acuérdese que estamos todos en el mismo barco.

3) Haga planes para el futuro. No estaba lloviendo cuando Noé construyó su Arca

4) Manténgase en forma. Cuando usted tenga 60 años, alguien le puede pedir que haga algo realmente grande.

5) No escuche las críticas; simplemente continúe haciendo el trabajo que necesita ser hecho.

6) Construya su futuro en terreno alto.

7) Por seguridad, viaje en pareja.

8) La velocidad no siempre es una ventaja. Los escarabajos estaban a bordo con los leopardos.

9) Cuando se sienta estresado, flote por un tiempo.

10) Recuérdelo: el Arca fue construída por principiantes; el Titanic por profesionales.